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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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23-08-2010

 

 

 

 

Hoy por el tabaco mañana por…

SURda

 

 

Julio A. Louis

El Dr. Tabaré Vázquez, saltó al ruedo disgustado con el real o presunto retroceso del gobierno frente a la presión de la trasnacional Philips Morris. La prohibición de fumar en lugares públicos como parte de la lucha general contra el tabaquismo del gobierno de Vázquez ha sido valiente. Como asmático me persigue el recuerdo de las asambleas docentes en espacios cerrados realizadas en una nube de humo. Otros compañeros no tendrán que padecer crisis asmáticas, sólo evitadas por baños prolongados para quitarse el hedor a tabaco y largas sesiones nocturnas de gimnasia respiratoria. Así que, ¡bienvenido el decreto!

Las multinacionales del tabaco, desde décadas arrojan el humo y se llevan los pesos de los países del Sur pobre, habida cuenta de las medidas saludables adoptadas por los países del Norte rico. Por eso su acción criminal es deplorable, como lo es -en pequeña escala- que ex deportistas y locutores televisivos se presten a mentir por dinero acerca de los daños reducidos de tal o cual cigarrillo.

La denuncia de Philips Morris sacó a la luz pública un órgano ante el cual elevó su denuncia: el CIADI. Pocos lo conocían, pero el ex-Presidente debería conocerlo -aunque después de haber demostrado tanta ignorancia en materia de TLC- nos quedan dudas. El CIADI -obvio, sigla en inglés- es el Centro Internacional de Diferencias Relativas a Inversiones, que impone el Banco Mundial en los Tratados Bilaterales de Inversiones (en adelante, TBI), y que tiende a fallar de acuerdo a la jurisprudencia de EE.UU. Los TBI aseguran que las personas jurídicas litiguen contra los Estados Nacionales, en general con éxito. Hasta el 2009, el CIADI falló en 232 litigios, 230 de los cuales fueron a favor de las empresas. Claro: los tribunales del CIADI se integran con tres miembros, uno de cada parte litigante y el “neutral” designado por el Banco Mundial. Las resoluciones son de cumplimiento obligatorio, inapelables y su desacato implica una violación del Derecho Internacional.

Interesa conocer la conducta de los Estados frente a los TBI, la madre del borrego que sustenta la acción del CIADI. Acerca de los tratados, según el ex Ministro Astori, promotor del firmado con EE.UU., “creo que ni siquiera es importante como para alentar a inversores de EE.UU. […] es una señal para mejorar el clima de negocios” (Búsqueda, 18-8-2005). No obstante, aún cuando alienten inversiones, caben objeciones. “Si se trata de atraer inversiones llama poderosamente la atención que este tipo de acuerdos no se firman, en general, entre países desarrollados, pese a que el flujo de inversiones entre ellos es el más significativo.” (Nana Bevillaqua, Adjunta del Defensor del Pueblo de la Nación Argentina. “Protégeme de mis protectores. Los tratados bilaterales de promoción y protección de las inversiones extranjeras como alternativa al ALCA” (2005).

EE.UU. declara la supremacía de la ley interna en materia de inversiones extranjeras que garantiza que los inversores de terceros países no sean beneficiados con mayores derechos que los otorgados a los inversores americanos en su país. China, el país que capta más inversiones extranjeras, no tiene firmado ningún TBI. Brasil, el país más industrializado de América Latina y el mayor receptor de inversiones extranjeras, firmó 32 tratados pero el Senado no los aprobó por inconstitucionales, basado en que discriminan en contra del inversor nacional, puesto que el extranjero tiene el privilegio de optar por la jurisdicción arbitral internacional. Argentina en cambio, sobre todo en los gobiernos de Menem, firmó una cantidad de TBI y enfrenta cuantiosos reclamos de las trasnacionales. Un país más débil, Ecuador, bajo el gobierno de Correa ha denunciado 13 de los 17 tratados suscritos, como paso previo a su anulación.

El acto más osado del Mercosur ha sido su negativa al ALCA en presencia de Bush (Mar del Plata, 2005).

Pero a continuación, el gobierno del Dr.Vázquez en la misma ciudad, en decisión antagónica a la del bloque, firmó el TBI con EE.UU. Debe ser en esto también coherente el Dr. Vázquez, pues es principal responsable de exponer a Uruguay a la apelación de una multinacional norteamericana, del tabaco o de lo que fuera, como apela ahora Philips Morris en función del TBI con Suiza.

Tres reflexiones finales: la primera, tanto que se habla de la Reforma del Estado, ella debe contener disposiciones constitucionales que aseguren inviolable el orden jurídico interno. ¿Por qué EE.UU., China, Brasil o Ecuador pueden rechazar estos indignos Tratados y Uruguay no? La Reforma del Estado para ser seria, pasa por afirmar la soberanía y asegurar el patrimonio y la dignidad nacional, que son decisiones propias de una Asamblea Constituyente. La segunda, el imperialismo existe a través de sus multinacionales o de las instituciones internacionales de crédito como el Banco Mundial con el CIADI, o el F. M. I., con quien el Dr. Vázquez mantiene muy buenas relaciones. Y la tercera, sin entrar a especular si la aparición pública de éste obedece al relanzamiento de su candidatura para el 2014 o si sólo cumple con su deber médico, lo real es que bien puede aplicarse el dicho de que nunca segundas partes fueron buenas. Su candidatura -que por años unió a los frenteamplistas- en las actuales condiciones los divide. En todo caso, probablemente divididos por opiniones cualquiera sea el candidato presidencial, los septuagenarios u octogenarios debiéramos apostar a las mujeres y hombres de una generación de recambio. Y son los viejos líderes -como hizo Gargano con Daniel Martinez o Mujica con Constanza Moreira, proponiéndola para la Presidencia del F.A.- los que deben apostar ya. Propuestas que también pueden provenir de las bases.

 

 

 
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